He pensado seriamente en declarar mi vida en zona de desastre, porque las ideas se han vuelto una lluvia y los momento un huracán y calamidades. Qué mas da esperare a la ONU, al ejercito de salvación, amnistía internacional, las guerreras mágicas, súper chica, cualquiera dispuesta a sacarme del barranco donde se me ha ido la pata.
Verá doctora: Siempre he tenido esa manía desde que tengo uso de razón, o sea desde hace algunas semanas cuando por fin decidí salir del closet y esque me quede encerrado tres días con sus noches por un pinchiraton que me tenía por demás intrigado porque no me asustan, pero como mejoden con sus pequeños chillidos y su rascaleporaqui y rascaleporalla; así que me encerré en lo que yo llamé mi torredelvigia, para atraparlo in flagrante delicto, pero nada. Ya llevaba dos días y el mugre animal no se aparecía. Empecé a creer que se había ido de vacaciones, que ratón tan irresponsable -pensé- mira que irse así nomas; a mitad de semana y dejar su trabajo botado no habla muy bien de él, pero a la mañana del tercer día a las once con treintaytres minutos un ruido sosegó mi hambre. Ahí estaba la maldecida rata colgada con la cola del tubo donde pongo las camisas, pareció reírse mientras se tocaba los bigotes con las patas, como tratando de decir, “mira quien se esconde ahora” desde en...
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